Los niños con capacidades diferentes necesitan una atención especializada para que puedan alcanzar el máximo desarrollo posible, según las características de cada individuo. Esto significa el sacrificio de los padres, la familia, su entorno y nuestra sociedad toda, que deben aprender a funcionar condicionados por una realidad. Realidad que para muchos es sumamente desgastante por el tiempo de atención, dedicación y el costo que demanda tener a una niña, niño o joven con necesidades especiales. Existen madres y padres comprometidos en el desafío de sacar adelante a su hijo, con la convicción de darles una mejor calidad de vida, pero que se desvanecen en el intento por la imposibilidad de sostenerla en el tiempo.
Sorteando a diario realidades me han llevado a sentir muy de cerca la impotencia y las necesidades de las personas que no cuentan con los recursos materiales necesarios para acceder a tratamientos integrales.
Nuestra familia promedio muchas veces debe lidiar con las necesidades económicas que fácilmente apremian en condiciones normales, más aún si se agrega a esto, nuestros chicos con capacidades diferentes. Y digo nuestros porque La Fundación Arranco asume esa responsabilidad social, consciente de que todo vale y que lo más mínimo suma, para que juntos, hagamos cosas grandes.
La Fundación Arranco surge a partir de la inquietud en brindar un espacio donde los niños, niñas y jóvenes con capacidades diferentes puedan tener una atención integral, sobreponiendo ante todo el transmitirles cuan importantes son como personas y que significan la razón para muchos.<br> Nosotros aprendemos muchas cosas de ellos, principalmente a estar conectados con lo más sublime del ser humano, la sensibilidad, que nos diferencia de las demás especies de nuestro reino. Entonces, ¿cómo no sentirnos comprometidos en brindar un espacio como LA FUNDACIÓN ARRANCO?.
Un buena parte de la gente que nos rodea está formada por padres con la riqueza de haber contado con mayores oportunidades para sus hijos, y que hoy los hacen diferentes personas, porque han crecido espiritualmente a través de sus experiencias que sirven de ejemplo de admiración y abnegación.
La otra, un conjunto abierto de excelentes profesionales que se han brindado por completo a este proyecto de la fundación, comprometidos con perseverar en un mundo más humano, donde la intención y el sentimiento superen los valores materiales.
Afectuosamente,
Leticia Gómez. Directora